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3.2. Pautas generales para la elaboración de programas

     Los resultados obtenidos en las investigaciones que hemos realizado nos llevan a la conclusión de que para prevenir la violencia conviene incluir en el currículum escolar contenidos específicos que ayuden a combatir los problemas que conducen a la violencia, desarrollando los siguientes objetivos:

     1) Dar a los alumnos y a las alumnas más protagonismo en su propio aprendizaje, adecuando dicho papel a las características y tareas básicas de cada edad. En el bloque 6 puede encontrarse una descripción de dichas tareas. En el caso de la adolescencia, edad a la que corresponden las actividades diseñadas en este tercer bloque, es preciso favorecer: 1) la construcción de una identidad diferenciada y positiva; 2) ayuda para afrontar la incertidumbre que dicho proceso conlleva; 3) el desarrollo del pensamiento abstracto y su aplicación a la comprensión de uno mismo y de los demás; 4) y experiencias de poder y responsabilidad que faciliten una adecuada transición al papel adulto.

     2) Favorecer la integración de todos y todas en el sistema escolar. Para entender la importancia de este objetivo, conviene recordar que desde los primeros estudios longitudinales sobre el origen de la violencia, se ha observado continuidad entre determinados problemas de integración escolar detectados desde los 8 o 10 años de edad, y el comportamiento violento en la juventud y en la edad adulta. Según dichos estudios, los adultos violentos se caracterizaban a los 8 años por: 1) ser rechazados por sus compañeros de clase; 2) llevarse mal con sus profesores; 3) manifestar hostilidad hacia diversas figuras de autoridad; 4) expresar baja autoestima; 5) tener dificultades para concentrarse, planificar y terminar sus tareas; 6) falta de identificación con el sistema escolar; 7) y abandonar prematuramente la escuela.

     3) Distribuir las oportunidades de protagonismo. Los estudios observacionales reflejan que los niños y adolescentes con comportamiento antisocial suelen mantenerlo e incrementarlo porque con dicho comportamiento obtienen la atención de personas significativas para ellos (compañeros, profesores...); atención que tiende a convertirse en un premio debido a la fuerte necesidad de protagonismo que les caracteriza y a la ausencia de alternativas positivas para conseguirlo.

     4) Orientar la intervención de forma que favorezca cambios cognitivos (superando, por ejemplo, el pensamiento absolutista), afectivos (estimulando la empatía o rompiendo la asociación entre violencia y poder) y de comportamiento (ayudando a adquirir habilidades que permitan resolver conflictos o expresar la tensión sin recurrir a la violencia); con lo que se favorece la incorporación del rechazo a la violencia en la propia identidad. Los estudios realizados sobre la influencia de la educación en los componentes anteriormente expuestos reflejan que éstos se producen con una relativa independencia; puesto que: 1) el desarrollo cognitivo y la enseñanza de habilidades de categorización y explicación causal influyen especialmente en el componente cognitivo; 2) las actitudes que se observan en los agentes de socialización (compañeros, padres, profesores) se relacionan fundamentalmente con el componente afectivo; 3) y las experiencias específicas que se han vivido en la solución a los conflictos sociales influyen sobre todo en el componente conductual. Los programas de prevención de la violencia deben incluir, por tanto, estos tres tipos de influencia.

     5) Enseñar a detectar y a combatir los problemas que conducen a la violencia, incluyendo su estudio como materia de enseñanza-aprendizaje, de forma que se comprenda como un problema que nos afecta a todos (y no sólo a sus víctimas más visibles), de naturaleza destructiva para todos los que con ella conviven y contra el cual se puede y se debe luchar; adquiriendo al mismo tiempo las habilidades necesarias para no recurrir a la violencia ni ser su víctima.

     6) Educar en la empatía y el respeto a los derechos humanos. Para prevenir la violencia es preciso incluir dicho objetivo dentro de una perspectiva más amplia, estimulando el desarrollo de: 1) la capacidad para ponerse en el lugar del otro (adopción de perspectivas), motor básico de todo el desarrollo socio-emocional y que en sus niveles más evolucionados se extiende a todos los seres humanos; 2) y la comprensión de los derechos universales y la capacidad de usar dicha comprensión en las propias decisiones morales, coordinando dichos derechos con el deber (también universal) de respetarlos.

     7) Superar las representaciones que conducen a la violencia, como el sexismo, el racismo y la xenofobia. Y es que determinadas actitudes y creencias que existen en nuestra sociedad hacia la violencia y hacia los diversos papeles y relaciones sociales en cuyo contexto se produce (hombre, mujer, hijo, autoridad, o personas que se perciben como diferentes o en situación de debilidad, ...) ejercen una decisiva influencia en los comportamientos violentos. De lo cual se deriva la necesidad de estimular cambios que favorezcan la superación de dichas actitudes.

     8) Utilizar los medios de comunicación en la educación en valores. Los estudios realizados nos han permitido comprobar la eficacia que determinados documentos televisivos pueden tener para prevenir la violencia, como complemento de extraordinario valor junto a otros instrumentos (los textos, las explicaciones del profesor). Entre las ventajas que los documentos audiovisuales adecuadamente seleccionados pueden tener, en este sentido, cabe destacar que: favorecen un procesamiento más profundo de la información; logran un mayor impacto emocional ; son más fáciles de compartir por el conjunto de la clase ; y llegan incluso a los alumnos con dificultades para atender a otros tipos de información, entre los que suelen encontrarse los alumnos con mayor riesgo de violencia (que no suelen leer ni atender a las explicaciones del profesor) .

     9) Desarrollar la democracia escolar. Con ello se consigue avanzar en los objetivos anteriormente expuestos, y aumentar la eficacia de los profesores en la transmisión de los valores, mejorar la calidad de la vida en la escuela y proporcionar a los jóvenes la oportunidad de apropiarse de uno de los bagajes más valiosos que ha desarrollado la humanidad: la democracia, bagaje que representa una de las mejores herramientas contra la violencia.

     10) La colaboración entre la escuela, la familia y el resto de la sociedad. Para mejorar la convivencia escolar y prevenir la violencia es preciso poner en marcha nuevas y más estrechas formas de colaboración entre la escuela y la familia, incrementando la presencia, el poder y la participación de los padres y las madres en la vida de la escuela, desde esquemas basados en el respeto mutuo (respecto al papel que cada agente educativo desempeña), orientando la colaboración hacia la búsqueda conjunta de soluciones para lograr un objetivo compartido: mejorar la calidad de la educación y de la convivencia en cuyo contexto se produce.


Innovaciones educativas

     De los objetivos anteriormente expuestos se desprende que para enseñar a construir la no-violencia es imprescindible incorporar innovaciones educativas que, adecuadamente aplicadas sobre cualquier contenido o materia educativa, pueden contribuir por sí mismas a desarrollarla, y que son: 1) discusiones y debates entre compañeros/as en grupos heterogéneos (apartado 2.3) sobre distinto tipo de conflictos (como los que se producen en el centro educativo, conflictos históricos o los que se reflejan en la prensa); 2) experiencias de responsabilidad y solidaridad en equipos heterogéneos de aprendizaje cooperativo (apartado 1.5 y 1.6) , en los que los alumnos y alumnas aprendan a investigar, enseñar y aprender con compañeros y compañeras que son al mismo tiempo iguales pero diferentes; 3) experiencias sobre procedimientos positivos y eficaces de resolución de conflictos, a través de las cuales puedan aprender a utilizar la reflexión, la comunicación, la mediación o la negociación para defender sus intereses o sus derechos (apartados 4.2, 4.3, 4.4 y 4.5); y 4) experiencias de democracia participativa, basadas en la creación de contextos que permitan conocer y compaginar diversidad de perspectivas y adoptar decisiones de forma democrática (apartado 5.2).

     Los cuatro procedimientos anteriormente mencionados suponen respecto a los métodos habitualmente más utilizados: 1) un significativo incremento del poder y responsabilidad que se da a los alumnos y alumnas en su propio aprendizaje; 2) agrupados en equipos heterogéneos (en rendimiento, riesgo de violencia, nivel de integración en el colectivo de la clase, grupo étnico, género....), agrupación que ayuda a superar las segregaciones y exclusiones que de lo contrario se producen en la escuela, a través de las cuales se perpetúan las que existen en el resto de la sociedad y se priva a los individuos con riesgo de violencia de oportunidades necesarias para reducir dicho riesgo.

 

Las tareas en las que los alumnos y las alumnas hacen de expertos/as

     En una buena parte de las actividades diseñadas dentro de estos programas se pide a los alumnos y alumnas que desempeñen papeles adultos, como expertos en diversas áreas (política, sociología, medios de comunicación...): elaborando la Declaración de los Derechos Humanos de 1948 antes de pasar a analizar dicha declaración, seleccionando un spot contra el racismo entre los presentados al Consejo de Europa para el Año de la Tolerancia de 1995, o elaborando una campaña para prevenir la violencia de género dirigida a adolescentes. Los resultados obtenidos han permitido comprobar que ayudar a los y las jóvenes a desempeñar el papel de expertos es muy eficaz. Cuando hacen, por ejemplo, de expertos contra el sexismo, adquieren las habilidades formales que dicha actividad supone y se apropian al mismo tiempo de su objetivo: la defensa de la igualdad.

     Las tareas mencionadas en el apartado anterior parecen favorecer el aprendizaje significativo a través de la realización compartida de tareas completas, gracias al andamiaje proporcionado por los contenidos, materiales y procedimientos a partir de los cuales se llevan a cabo. La eficacia de dichas tareas ha sido analizada desde la psicología de la actividad, en función de su relevancia para activar la zona de construcción del conocimiento y potenciar así el aprendizaje. Las investigaciones realizadas en contextos escolares desde esta perspectiva postulan que la creación de esta ficción estratégica permite a la persona experta transmitir a la novata el bagaje adquirido por aquella con anterioridad, superando así algunas de las dificultades de determinados individuos y objetivos. Para ello, el que enseña debe asegurarse de que la tarea surja en el proceso de la interacción, de forma que el que aprende vaya apropiándose del objetivo y del procedimiento, para lo cual el que enseña debe apropiarse de las respuestas del novato, dotándolas de significado al integrarlas en su propia comprensión de la tarea.

 

Los grupos heterogéneos

     La mayoría de las actividades que a se describen en este tercer bloque se basan en la discusión (apartado 2.3) o el trabajo cooperativo en equipos heterogéneos (1.6), en los que debe mezclarse al máximo la diversidad que exista en el grupo respeto a las siguientes características: género, rendimiento en la materia desde la que se lleva a cabo la actividad (o rendimiento general, si se trata de la tutoría), nivel de abstracción manifestado al razonar sobre los valores que se van a trabajar (puede utilizarse para evaluarlo la escala de evaluación del razonamiento moral, 2.4), riesgo de violencia y nivel de integración en el colectivo de la clase (sociometría, 1.8.).

 

Secuencia de actividades y contenidos

     Ejemplo de un posible desarrollo del programa en secundaria, a partir de actividades diseñadas en los Programas de Educación para la Tolerancia y Prevención de la Violencia en los Jóvenes,(Díaz-Aguado, Dir., 1996) con actividades de los programas Prevenir la violencia contra las mujeres construyendo la igualdad (2002) y Prevención de la violencia y lucha contra la exclusión (2001).

     El ejemplo que a continuación se describe consta de 15 sesiones básicas, en las que se utiliza sobre todo el procedimiento de discusión entre compañeros (2.3), y dos sesiones complementarias, para desarrollar de forma paralela una investigación con el procedimiento de aprendizaje cooperativo, en cuyo caso el número total de sesiones de 50 minutos dedicadas el programa sería, como mínimo, de 17.

A) Democracia es igualdad. Número mínimo de sesiones: 2.

1.-Desarrollo inicial de habilidades de comunicación con la técnica de la rueda, a partir del spot.
2.-Discusión por grupos heterogéneos sobre distintos tipos de discriminación, enfatizando la conexión con la vida cotidiana, y las discriminaciones sufridas o ejercidas.

     En el apartado 4.4.(Enseñando habilidades de comunicación), puede encontrarse una descripción de dichas actividades, con las que establecer esquemas y habilidades básicas que favorecen la eficacia de las siguientes.

B) Los derechos humanos. Número mínimo de sesiones: 3.

3.-Elaboración de una declaración sobre los derechos humanos en equipos heterogéneos.
4.-Comparación con la declaración elaborada en 1948.
5.-Discusión sobre las violaciones a los derechos humanos más frecuentes que existen en la sociedad actual, intentando llegar a las violaciones en la vida privada y en las relaciones existentes entre los jóvenes.

     En el apartado 3.3.(El punto de partida: los derechos humanos), puede encontrarse una descripción de dichas actividades, con las que favorecer el desarrollo de una perspectiva general, basada en la empatía hacia todos los seres humanos, a partir de la cual favorecer las actividades siguientes.

C) La violencia. Número mínimo de sesiones: 2.

6.-Discusión sobre la naturaleza de la violencia, a partir del vídeo Odio y destrucción.
En el apartado 3.4.(La representación de la violencia), puede encontrarse una descripción de dicha actividad, en la que se busca estimular una representación general de todo tipo de violencia que ayude a combatirla, descubriendo que destruye también a los agresores así como a todas las personas que con ella conviven sin hacer nada por evitarla.

7. Sesgos y distorsiones que contribuyen a la violencia. En el apartado 4.3 (Ayudando afrontar el estrés) puede encontrarse una descripción de dichos sesgos y como favorecer su superación, y en el 4.6 (representación de papeles y literatura) un ejemplo de cómo utilizar para su detección relatos literarios.


D) Representaciones que conducen a la discriminación y a la violencia
. El racismo, la xenofobia, el sexismo... Número mínimo de sesiones: cinco.

- D.1) Racismo y xenofobia. Número mínimo de sesiones: 2.

8 y 9 .Mensajes contra el racismo. En el apartado 3.5.(El desarrollo de la tolerancia), puede encontrarse una descripción de dichas actividades, en las que el alumnado se convierte en experto contra el racismo, favoreciendo con ello que adquieran las habilidades básicas que se requieren para ello y al mismo tiempo que se identifiquen con su objetivo: la defensa de la tolerancia.

- D.2) Sexismo y diferencias de género. Número mínimo de sesiones: 3.

10. Detección del sexismo y generación de alternativas, a través del lenguaje o la publicidad.

11. Discusión sobre la violencia sexista: sobre sus causas, consecuencias, cómo comienza, cómo evoluciona, cómo prevenirla; prestando una especial atención a los prejuicios y errores de percepción e interpretación que muchas personas tienen sobre este tema.

12. Elaboración de un mensaje para prevenir o detener la violencia la violencia de género. En el apartado 3.6.(Prevenir la violencia contra las mujeres construyendo la igualdad), puede encontrarse una descripción de dichas actividades, en las que el alumnado se convierte en experto contra el sexismo y la violencia que con él se relaciona, favoreciendo con ello que adquieran las habilidades básicas que se requieren para ello y al mismo tiempo que se identifiquen con su objetivo: la construcción de la igualdad.

E) Violencia en la escuela. Número mínimo de sesiones: 2.

     14 y 15. Elaboración de un decálogo para erradicar la violencia desde las relaciones que se establecen en la escuela. En el apartado 3.7.(Un decálogo contra la violencia en la escuela), puede encontrarse una descripción de dichas actividades, en las que se favorece que el alumnado integre lo aprendido en las sesiones anteriores para superar una de las formas de violencia más próximas y frecuentes.


F) Investigación cooperativa, incluyendo todos los temas tratados con anterioridad para ser investigados por especialidades diferentes. Número mínimo de sesiones: 2

     La eficacia de las actividades anteriormente mencionadas puede mejorarse si de forma paralela se realiza una investigación, siguiendo el procedimiento de aprendizaje cooperativo para secundaria (resumido en el apartado 1.6) en materias evaluables. Dentro de la cual podrían llevarse a cabo, por ejemplo, las siguientes investigaciones:

1) Estudio de la violencia existente en el Instituto y elaboración de propuestas para erradicarla, incluyendo propuestas sobre las sanciones que conviene aplicar cuando surja la violencia. En este trabajo, de tipo psicosocial, los alumnos podrían llevar a cabo encuestas a los distintos componentes de la comunidad educativa e integrar sus resultados.

2) Análisis de los casos de violencia entre jóvenes a través de las noticias que publican los medios de comunicación. Para llevar a cabo este trabajo de investigación convendría que el grupo de expertos que lo fuera a realizar revisara las noticias que sobre este tema publicaran diversos medios durante cierto tiempo.

3) Representación de agresor y víctima en las noticias que sobre la violencia divulgan los medios de comunicación. Investigación que podría realizarse a partir de distintas fuentes de información, como los informativos emitidos durante determinado periodo de tiempo; o alguna de las series de televisión más populares entre los jóvenes.

4) Estudio sobre el respeto a los derechos humanos de hombres y mujeres en el mundo actual. Entre los documentos básicos para llevar cabo dicho trabajo cabe destacar los elaborados por Naciones Unidas sobre este tema, como son los relativos a: la Eliminación de la Discriminación a la Mujer y La IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres, celebrada en Pekín en 1995.

 




































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