4.1. TIPOS, COMPONENTES Y FUNCIONES DE
LA VIOLENCIA
Para mejorar
la convivencia escolar y prevenir la violencia conviene
tener en cuenta qué relación guarda con
el conflicto, diferenciando así la de tipo reactivo
de la instrumental, la función que cumple para
quién la utiliza así como los diversos
componentes que incluye.
La violencia reactiva y la violencia
instrumental. Por qué la violencia genera violencia
La violencia
reactiva es como una explosión, que surge cuando
se experimenta un nivel de tensión o de dificultad
que supera la capacidad de la persona (o del grupo)
para afrontarlo de otra manera. Origina más violencia
al aumentar a medio plazo la crispación que la
provocó; y cuando se refuerza por permitir obtener
a corto plazo determinados objetivos, pudiéndose
convertir así en violencia instrumental, sobre
todo si se justifica y si se carece de alternativas
para lograrlos de otra forma. De lo anteriormente expuesto
se deducen dos importantes principios de prevención
de la violencia reactiva: 1) desarrollar alternativas
en el sistema (estableciendo cauces) y en los individuos
(desarrollando habilidades) para expresar la tensión
y la dificultad de forma constructiva, sin recurrir
a la violencia; 2) y reducir los altos niveles de tensión
y dificultad que viven determinados colectivos e individuos.
Las personas
que utilizan la violencia instrumental, para alcanzar
sus objetivos, suelen justificarla, dándole apariencia
de legitimidad . Este tipo de violencia tiende a perpetuarse
al impedir desarrollar otros procedimientos más
complejos para conseguir lo que se pretende y al producir
un alto nivel de crispación, provocando una serie
de reacciones de violencia que contribuyen a legitimarla.
Para prevenirla conviene: 1) enseñar a condenarla,
que nunca está justificada la utilización
de la violencia; 2) y desarrollar alternativas (en los
sistemas y en los individuos) para resolver los conflictos
sin recurrir a la violencia.
De acuerdo
a lo anteriormente expuesto, para prevenir la violencia
reactiva y la violencia expresiva en la escuela conviene:
1) Disminuir
la dificultad y la tensión, mejorando la calidad
de la vida de todas las personas que en ella interactúan.
2) Establecer
contextos cotidianos para resolver conflictos en el
sistema escolar, a través de los cuales de forma
normalizada puedan expresarse las tensiones y las discrepancias
y resolverse los conflictos sin recurrir a la violencia
(a través de la comunicación, la
negociación y la mediación...).
3) Promover
alternativas en todos los individuos (alumnos, profesores...),
a través de las cuales puedan expresar la tensión
y resolver los conflictos sin violencia: a través
de la negociación y la mediación,
enseñando a pensar,
desarrollando habilidades de comunicación
, ayudando a afrontar el estrés...
4) Enseñar
a condenar la violencia. En el apartado 3.4
se incluyen algunas actividades orientadas en torno
a dicho objetivo. Para el cual es, por otra parte, imprescindible
que los adultos renuncien a utilizar la violencia entre
ellos o con aquellos a los que se supone deben educar.
Siendo, también, incompatible con la permisividad,
con la tendencia a mirar para otro lado cuando surge
la violencia en la propia escuela. La educación
debe, en este sentido, desarrollar procedimientos de
disciplina más eficaces que los actuales para
combatir y detener la violencia que a veces se produce
en la escuela: ayudando a que el violento se ponga en
el lugar de la víctima, entienda lo destructiva
que es la violencia, se arrepienta de haberla utilizado
e intente reparar el daño originado. En el apartado
5.3, sobre las normas y la disciplina
puede encontrarse una descripción de dichos procedimientos.
Y en el 3.7, un decálogo
contra la violencia en la escuela, algunas actividades
destinadas a erradicarla, dentro de un currículum
general sobre la no violencia.
Componentes y funciones
La violencia puede
ser utilizada para responder a funciones psicológicas
y sociales cuando no se dispone de recursos positivos
para ello. Entre las que cabe destacar: 1.-integración
en el grupo de referencia (siguiendo las presiones de
dicho grupo a ejercer la violencia); 2.-resolver conflictos
de intereses o proporcionar experiencias de poder y
protagonismo social (cuando se carece de habilidades
alternativas para conseguirlo de otra forma); 3.-demostrar
que se ha dejado de ser un niño (llevando a la
práctica conductas de riesgo o prohibidas por
los adultos); 4.-afirmar la propia identidad (cuando
el valor se ha asociado a la fuerza, al control absoluto
o el sometimiento de los demás, como suelen transmitir
a veces los estereotipos sexistas masculinos). Por eso,
para prevenir la violencia es necesario proporcionar
recursos positivos y eficaces con los que poder dar
respuesta a dichas funciones sin recurrir a la violencia.
Por otra
parte, conviene tener en cuenta que la violencia incluye
componentes de diversa naturaleza en torno a los cuales
se debe orientar la intervención:
1) Componente
cognitivo. A la violencia subyacen deficiencias
cognitivas que impiden comprender los problemas sociales
y que conducen a: conceptualizar la realidad de forma
absolutista y dicotómica (en términos
de blanco y negro), graves dificultades para inferir
adecuadamente cuales son las causas que originan los
problemas, la tendencia a extraer conclusiones excesivamente
generales a partir de informaciones parciales y sesgadas,
problemas en el procesamiento de la información
y en la toma de decisiones...
2) El
componente afectivo o evaluativo. El riesgo de violencia
aumenta cuando ésta se asocia a valores o a personas
con las que el sujeto se identifica. Una de sus principales
causas suele ser el sentimiento de haber sido injustamente
tratado, que provoca una fuerte hostilidad hacia los
demás, así como la tendencia a asociar
la violencia con el poder y a considerarla como una
forma legítima de responder al daño que
se cree haber sufrido.
3) El componente conductual.
La violencia suele producirse por la falta de habilidades
que permitan resolver los conflictos sociales sin recurrir
a ella; y se refuerza a través de experiencias
en las que el individuo la utiliza para responder a
una de las funciones psicológicas mencionadas
anteriormente.
Los estudios
realizados sobre la influencia de la educación
en los componentes anteriormente expuestos reflejan
que éstos se producen con una relativa independencia:
1) el desarrollo cognitivo y la enseñanza influyen
especialmente en el componente cognitivo; 2) las actitudes
que se observan en los agentes de socialización
(compañeros, padres, profesores) se relacionan
fundamentalmente con el componente afectivo; 3) y las
experiencias específicas que se han vivido en
la solución a los conflictos sociales influyen
sobre todo en el componente conductual. Por eso, para
mejorar la convivencia escolar conviene incluir en los
programas de prevención actividades que permitan
superar los tres componentes.
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