5.2. LA CONSTRUCCIÓN DE LA DEMOCRACIA
DESDE LA ESCUELA
La democracia como objetivo y como
medio de la educación
Las principales
investigaciones realizadas sobre el desarrollo de la
democracia en la escuela se han llevado a cabo desde
el enfoque cognitivo-evolutivo, descrito en el apartado
2.2 (Del absolutismo a los derechos
humanos) y el 2.3 (el debate y
la discusión), basado en el reconocimiento
de que el progreso se produce a través de la
solución democrática de los conflictos.
Las investigaciones que comenzaron a realizarse a partir
de los años 70 se han llevado a cabo según
los postulados y recomendaciones planteadas por Piaget
y por Dewey en los años 20 y 30, como queda reflejado
a continuación.
Una de las
principales características de la perspectiva
pedagógica desarrollada por Dewey es el reconocimiento
de que la democracia no debe ser sólo el fin
de la educación sino también el medio:
"Este preguntar a los otros qué
desearían, qué necesitan, cuáles
son sus ideas constituye una parte fundamental de
la idea democrática. Por muy ignorante que
sea una persona, hay algo que sabe mejor que nadie
: donde le aprieta el zapato. Y puesto que es el individuo
quien conoce sus propios males, la democracia consiste
en que cada individuo debe ser preguntado de forma
activa y no pasiva, haciéndole participar realmente
del proceso de autoridad y control social" (Dewey,
1927, p. 43).
La importancia
que se concede a la actividad del individuo en su proceso
de desarrollo es uno de los principales postulados de
la teoría de Piaget (1932). Aplicado al ámbito
moral le lleva a reconocer que ésta depende del
tipo de relación social que el individuo sostiene
con los demás y que existen, por tanto, tantos
tipos de moral como de relaciones sociales. De acuerdo
con dicha hipótesis distingue dos formas diferentes
: la moral heterónoma, basada en la obediencia
, y la moral autónoma, basada en la igualdad
y la cooperación . Las relaciones asimétricas
son fuente de respeto unilateral y heteronomía.
Puesto que en este tipo de relación el niño
ocupa siempre el mismo papel, el de quien debe obedecer;
papel que difícilmente puede intercambiar con
el adulto. El descubrimiento de la justicia entre iguales
permite al niño adquirir conciencia de la imperfección
de la justicia del adulto y el igualitarismo sustituye
a los conceptos de autoridad, obediencia y expiación.
En el estudio
de las relaciones entre la práctica y la conciencia
de las reglas, Piaget concluye que cuanto más
irracionalmente obligatoria se considere una regla más
defectuosa será su práctica. El niño
puede seguir perfectamente, por el contrario, una regla
que ha contribuido a construir , cuando la considera
como el resultado de una decisión libre y racional,
cuando representa la reflexión consciente de
lo que la propia experiencia le ha permitido descubrir,
conclusión de gran relevancia para ayudar a entender
el sentido de la disciplina y de la democracia.
"Para adquirir el sentido de la
disciplina, de la solidaridad y de la responsabilidad
, la escuela activa se esfuerza en proporcionar al
niño situaciones en las que tenga que experimentar
directamente las realidades morales, y que vaya descubriendo,
poco a poco, por sí mismo las leyes constitucionales(...)
Elaborando ellos mismos las leyes que han de reglamentar
la disciplina escolar, eligiendo ellos mismos el gobierno
que ha de encargarse de ejecutar esas leyes, y constituyendo
ellos mimos el poder judicial que ha de tener por
función la represión de los delitos,
los niños tienen la oportunidad de aprender
por experiencia lo que es la obediencia a una norma
, la adhesión al grupo y la responsabilidad
individual" (Piaget, 1933, pp. 13-14).
Desde esta perspectiva,
no se descarta el valor educativo de la reflexión
moral, que se propone debe surgir a partir de las preguntas
y los problemas que los propios alumnos planteen , y
para lo cual es preciso proporcionarles oportunidades
que les permitan descubrir por sí mismos la realidad
moral.
Estructura democrática y desarrollo
moral
Poco después
de comenzar las investigaciones sobre la eficacia de
la discusión moral (descritas en el apartado
2.3), el equipo de L. Kohlberg intentó aplicarla
en una prisión. Los resultados obtenidos reflejaron
la necesidad de incluir el método de la discusión
moral como un componente dentro de un modelo de intervención
mucho más amplio; porque "la condición
fundamental para el desarrollo moral, para el desarrollo
del sentido de justicia, no es la participación
en grupos de discusión moral , sino la inserción
en una comunidad justa".
Al analizar
los resultados obtenidos a través de este modelo
de intervención (Kohlberg, et al, 1974), sus
autores concluyen que "los reclusos suelen razonar
sobre problemas morales desde estructuras o estadios
muy primitivos porque el ambiente socio-moral que les
ha rodeado también lo ha sido. Y que por lo tanto
, pueden mantenerse expectativas de cambio optimistas"
(p. 30) siempre que también cambie el ambiente
socio-moral que les rodea. Y para lograrlo lo más
eficaz es cambiar la estructura de justicia de la institución;
es decir las reglas y principios de distribución
de recompensas, castigos, responsabilidades y privilegios,
tal como son percibidas por sus miembros. Con el intento
de comprobar la eficacia de dichos cambios se comenzaron
a desarrollar los programas denominados Just Community
, basados en el establecimiento de la democracia participativa,
que se caracterizan por :
- El establecimiento de una Comunidad
basada en la Democracia y la Justicia. La justicia
de las reglas y del proceso grupal se basa en la
calidad democrática y en el hecho de que
los conflictos, tanto entre reclusos o alumnos como
entre éstos y los profesionales, son tratados
como cuestiones de justicia entre individuos con
iguales derechos, o cuestiones de justicia entre
el individuo y el grupo. Cada individuo tiene formalmente
un voto.
- La extensión de la responsabilidad.
Es importante que la asamblea o el grupo de discusión
tenga autoridad real sobre muchos aspectos de la
vida cotidiana del centro. Por supuesto hay importantes
límites a dicha actividad , que deben quedar
clara y explícitamente establecidos. Pero
en general se da al grupo tanta responsabilidad
como sea posible . Tradicionalmente, las reglas
de la vida de estas instituciones están previamente
establecidas . Y también tradicionalmente,
la mayoría de los individuos que en ellas
se encuentran no sienten ninguna responsabilidad
hacia ellas , mucho menos para animar a los demás
a cumplirlas. Cuando participan en su elaboración,
desarrollan de forma natural un nivel de compromiso
muy superior con su cumplimiento. De hecho la ruptura
de las reglas creadas por el grupo debe ser conceptualizada
como una falta con el grupo como totalidad. Y su
cumplimiento debe ser defendido también por
el interés del grupo como totalidad.
-
Estimular la responsabilidad colectiva
y crear un clima de confianza. Es necesario
crear el sentido de la responsabilidad colectiva.
Según el cual, el individuo es responsable
del bienestar del grupo. Y el grupo también
es responsable del bienestar del individuo, de
proporcionarle apoyo y disciplina constructiva
cuando sea necesario y de reconocer cuándo
el grupo ha fallado para el individuo.
- Desarrollar el concepto de autoridad
como capacidad para mediar y resolver los conflictos
de una forma justa. A través de este
modelo de intervención se desarrolla un concepto
de autoridad en función de la capacidad para
resolver los conflictos de forma justa. Al actuar
de mediadores en su resolución, los profesionales
desarrollan una autoridad constructiva y respetada
por su forma de tomar decisiones.
La transformación de la escuela
en una democracia participativa
Después
de 12 años de investigación en la creación
de comunidades escolares justas, Kohlberg (1985) destaca
como condiciones educativas más relevantes para
el desarrollo moral: 1) la incorporación de la
discusión entre compañeros en equipos
heterogéneos como procedimiento de enseñanza
moral dentro del currículum; 2) la creación
de contextos en los que se discutan dilemas morales
reales sobre las reglas, la disciplina y los conflictos
que se producen en la escuela y se adopten decisiones
de forma democrática; 3) y la construcción
de un sentido de comunidad , de una cultura moral, orientado
al bienestar y la solidaridad entre sus miembros. Innovaciones
que permiten reducir los problemas de violencia, absentismo
e intolerancia, mejorar las relaciones (entre profesores
y alumnos así como entre compañeros) y
la calidad de la vida en el centro.
Las investigaciones
sobre los programas de democracia participativa en la
escuela realizadas en las dos últimas décadas
(Power y Power, 1992) permiten destacar las siguientes
condiciones:
1) El
establecimiento de un marco legislativo general.
En el programa YES (Power y Power, 1992), por ejemplo,
dicho marco se estableció al ratificar una sencilla
Constitución. Ratificación que, a propuesta
de los profesores de dicho centro, fue una de las primeras
actividades que se llevaron a cabo. Aunque los alumnos
la ratificaran sin una discusión o debate significativos
y al principio parecieran no entender muy bien las transformaciones
que implicaba, el hecho de ratificar la constitución
ayudó a implicar tanto a profesores como a alumnos
en el compromiso de trabajar en un proceso democrático.
Los alumnos lo mencionaban después de cierto
tiempo como símbolo del compromiso democrático
asumido por todos.
2) El establecimiento
de la democracia representativa y los órganos
judiciales. El programa de Brookline, por ejemplo,
comenzó con el establecimiento de la democracia
representativa, a través del Consejo de la Comunidad
(Town Meeting) compuesto por 45 alumnos y 30
profesionales (profesores y personal no docente), todos
ellos elegidos con la excepción de 3 puestos
de alumnos que fueron reservados para los grupos minoritarios
no representados a través de las elecciones generales.
El Comité de Justicia se creó con 15 alumnos
y con 4 profesores, con la función de resolver
los desacuerdos entre individuos o entre subgrupos y
de tomar decisiones disciplinarias. Una vez establecido
tuvo una gran eficacia en la reducción de las
tensiones entre grupos de alumnos que previamente tenían
una fuerte rivalidad.
3) El
desarrollo de la democracia participativa. Antes
de llevar a cabo la segunda fase del programa Brookline,
los profesionales del centro plantearon vehementes objeciones
a las transformaciones realizadas (Consejo de la Comunidad
y Comité de Justicia) por considerarlas insuficientes:
"La minoría de alumnos que
pertenecían al Consejo y al Comité estaban
ya desde un principio bien integrados a la escuela.
Los alumnos con dificultades no participaban en dichos
órganos . Por eso algunos profesionales pidieron
que el proyecto suspendiera sus esfuerzos de democratización
(para orientarse más a dichos alumnos). (...)
Con el objetivo de llegar a los estudiantes marginados
y aislados creamos en una segunda fase estructuras
democráticas en pequeños grupos de estudiantes
en las que todos ellos participaran. Esto supuso una
movilización masiva de los profesionales del
centro que tuvieron que ayudar a organizar y dirigir
estos grupos". (Power, 1985, p. 234).
Pautas para el desarrollo de la democracia
participativa
Se resumen
a continuación los principios generales de desarrollo
de la democracia participativa, tal como figuran en
nuestras investigaciones sobre Programas de educación
para la tolerancia y prevención de la violencia
en los jóvenes (Díaz-Aguado, 1996),
adaptados al sistema educativo español, basados
en el principio general según el cual para que
la democracia pueda ser el objetivo de la educación
debe ser también el medio, avanzando más
allá de la democracia representativa para desarrollar
la democracia participativa. Y para lo cual es conveniente:
1) Dar a
todos los alumnos la oportunidad de participar en la
organización de una comunidad democrática,
creando unidades muy pequeñas (de menos de 10
jóvenes) que se sientan responsables sobre cada
uno de los individuos que las componen. El contexto
idóneo para ello son las actividades de tutoría
dentro de cada clase. Esta asamblea de aula puede
estar representada en otros contextos democráticos
con competencias en la organización de la vida
del centro: 1) a través del delegado, el subdelegado
y el profesor-tutor; 2) así como a través
del coordinador de las diversas comisiones que se creen
para objetivos específicos.
2) Repartir
el poder y la responsabilidad, desarrollando contextos
en los que participen profesores y alumnos, y se tomen
decisiones de forma democrática, a través
del diálogo, el consenso, y votando (según
el principio de una persona un voto). Contextos que
podrían establecerse a través de comisiones
mixtas de nivel (compuestas por ejemplo por delegados
y tutores) o con el nombre específico de la tarea
encomendada (por ejemplo, comisión de medio ambiente
o de actividades extraescolares).
3) Desarrollando
un nuevo concepto de comunidad, de relación con
las normas y de autoridad. Cuando todos los miembros
de la comunidad tienen un papel activo en la creación
de las normas y éstas se conceptualizan como
un instrumento para mejorar el bienestar de la comunidad,
su incumplimiento deja de representar una mera desobediencia
y pasa a ser comprendido como una incoherencia (falta
de lealtad) con uno mismo y con el grupo al que uno
se siente pertenecer. Por otra parte, a través
de la democracia participativa aumenta la eficacia del
profesor en la transmisión de valores, al disminuir
su asociación con el poder coercitivo y aumentar
su legitimidad y poder de identificación.
Para valorar
la importancia que esa innovación puede suponer,
conviene tener en cuenta que el desarrollo de la democracia
participativa en la escuela es una de la mejores herramientas
para aprender a construir la no violencia; mejora la
calidad de la vida en la escuela y las relaciones que
en ella se establecen; hace que disminuyan los conflictos
provocados por la transgresión de las normas;
ayuda a prevenir la violencia y desarrolla en los alumnos
el sentido de responsabilidad así como las diversas
y complejas capacidades (cognitivas, emocionales y conductuales)
necesarias para asumir con eficacia un papel activo
en la construcción de la democracia. |